lunes, 19 de diciembre de 2011

Yo soy responsable de mi conducta

Yo soy responsable ante Dios de mi conducta, mis actitudes y mis elecciones (Ezequiel 18:19-22). Una de las verdades más liberadoras que aprendí siendo adolescente es que Dios no me pedía cuentas por las acciones de otros, sino que yo era responsable de mi actitud hacia ellos, sin importar cómo me hayan tratado.

Tal vez seamos incapaces de controlar las circunstancias que vienen a nuestra vida. No pudimos elegir el hogar en el que nacimos, ni nuestra apariencia física, ni la crianza que recibimos, ni mucho menos otros factores que afectaron y moldearon nuestra vida. Sin embargo, por la gracia de Dios no tenemos que ser víctimas. Podemos controlar nuestra reacción ante las circunstancias que Él ha permitido.


Si dejamos de culpar a otros y a las circunstancias por las conductas pecaminosas o los hábitos incorrectos en nuestra vida, comenzaremos a aceptar la responsabilidad personal de nuestras decisiones y seremos liberadas del sentimiento de ser víctimas indefensas. Seremos libres para obedecer a Dios en medio de cualquier circunstancia.

Nancy Leigh DeMoss [Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres]
Tomado de: http://lumbrera.wordpress.com/2010/09/10/yo-soy-responsable-de-mi-conducta/

martes, 6 de diciembre de 2011

Hebraísmos - Reglas generales de interpretación

Se deben tomar las palabras según el uso ordinario del lenguaje en la época en que se escribió, lo mas común es que sean tomadas en sentido figurado. La Biblia fue escrita en el contexto cultural judío por lo tanto debemos de tomar en cuenta que es una cultura muy distinta a la nuestra y con expresiones propias. Este tipo de expresiones son llamados hebraísmos.

Ejemplos:

Génesis 6:12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.

En este ejemplo podemos identificar 2 tipos de hebraísmo, ”Toda carne” que significa “toda persona” y ”había corrompido su camino” enunciado que se refiere a que “habían corrompido su manera de vivir, su conducta o sus pensamientos”.

Génesis 4:1 Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón.

Aquí la palabra ”Conoció “significa tener relaciones sexuales. Aunque las versiones actuales ya no tienen estas expresiones, por lo que es más clara.

Lucas 14:26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

En este versículo, el hebraísmo ”Aborrecer“ significa amar menos o tener a alguien en segundo lugar, esto es que Dios debe estar en primer lugar, antes que nadie.

Mateo 10:37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;

Con la interpretación anterior, este versículo es más claro de entender a que se refiere Cristo.

I Juan 4:1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.

Aquí el hebraísmo se encuentra en la palabra “espíritu” que significa, toda persona, también se refiere a actitud. Veamos también en la traducción de la versión Nueva Versión Internacional

I Juan 4:1 Queridos hermanos, no crean ustedes a todos los que dicen estar inspirados por Dios, sino pónganlos a prueba, a ver si el espíritu que hay en ellos es de Dios o no. Porque el mundo está lleno de falsos profetas. 2 De esta manera pueden ustedes saber quién tiene el Espíritu de Dios: todo el que reconoce que Jesucristo vino como hombre verdadero, tiene el Espíritu de Dios. 3 El que no reconoce así a Jesús, no tiene el Espíritu de Dios; al contrario, tiene el espíritu del Anticristo. Ustedes han oído que ese espíritu ha de venir; pues bien, ya está en el mundo.

En el Nuevo testamento encontramos expresiones que enfatizan las características o cualidades de las personas.

Marcos 3:17 a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno.

“Hijos del trueno” indica un carácter agresivo, violento.

Lucas 10:5 En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. 6 Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.

“Hijo de paz” se refiere a una persona dispuesta a recibir el evangelio.

Hechos 4:36 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre,

Bernabé además de su nombre era una cualidad de él, exhortaba y consolaba era un hombre compasivo y misericordioso.

lunes, 28 de noviembre de 2011

La amargura

I. LA AMARGURA, EL PECADO MAS CONTAGIOSO
Por Jaime Mirón Guatemala, America Central

Hace tiempo prediqué en una iglesia donde el pastor deseaba que yo hablase con Alberto, uno de los diáconos de su congregación.

Tres años antes la esposa de Alberto había hecho abandono del hogar y se había ido con otro hombre a la ciudad capital, dejando a su marido y a sus dos hijos. Me explicó el pastor que los esposos eran buenos cristianos y que “no había motivo” para que ella abandonara a su familia. Aproximadamente seis semanas después, la mujer entró en razón y volvió a casa arrepentida. En forma inmediata, pidió perdón a Alberto, a los hijos y hasta se presentó ante la congregación para mostrar públicamente su arrepentimiento y su disposición a sujetarse a la disciplina de la iglesia.

Alberto me explicó en palabras terminantes que aunque había permitido que su esposa regresara al hogar, no la había perdonado y no la perdonaría. Peor todavía, declaró que estaba dispuesto a esperar el tiempo necesario (hasta que los hijos de 6 y 9 años crecieran y se hicieran mayores) para entonces vengarse de ella. Aunque había transcurrido poco tiempo desde el incidente con su esposa, ya se veían huellas de amargura en el rostro de Alberto.

La amargura no se ve solamente en casos tan extremos. Conozco centenares de otros ejemplos de personas que sufrieron ofensas por cosas que parecieran triviales. Menciono sólo tres: (1) Una mujer se ofendió porque el pastor no estaba de acuerdo con su definición de “alabanza”, y desde aquel momento empezó a maquinar para sacarlo de la iglesia; (2) un hombre vivió amargada desde que lo pasaron por alto para un ascenso en su empleo. (3) El intercambio de cartas con una profesora de Centroamérica ilustra cuán sutil puede ser la amargura en la vida del creyente. El problema de presentación era que esta mujer se sentía sola y triste porque su hija, yerno y nietos se habían mudado a los Estados Unidos de América. En su segunda carta no utilizó la palabra “sola” sino “abandonada”, y en lugar de “triste” surgió el término “enojada”. En las siguientes misivas se hizo evidente que estaba sumergida en autocompasión y amargura. No sólo se sentía herida porque su hija vivía en otro país, sino además resentida porque (según ella) los otros familiares que vivían cerca no la tomaban en cuenta “después de todo lo que ella hizo por ellos”.

En lo personal, empecé a estudiar el tema de la amargura poco después de un grave problema que tuvimos en la iglesia a que asistimos desde hace varios años. La dificultad radicaba en una seria diferencia de filosofía de ministerio entre los diáconos y los ancianos. Pero lo que causó la desunión no fue el problema en sí –que se habría podido resolver buscando a Dios en oración, en su Palabra y con un franco diálogo entre las partes – sino las personas ofendidas, los chismes, y la amargura resultante.

En medio de esa crisis en nuestra iglesia, tuve que viajar a otro país para enseñar sobre el tema “Cómo aconsejar empleando principios bíblicos”. Era domingo por la mañana y esperaba que me pasaran a buscar para llevarme a la iglesia. Puesto que el culto comenzaba tarde contaba con un par de horas para descansar, y prendí la televisión para escuchar la transmisión del sermón del pastor de la iglesia más grande de la ciudad. No podía creer lo que oía: ese pastor estaba predicando sobre el tema que yo había enseñado el día anterior, el perdón. Como si un rayo penetrara en mi corazón, el Espíritu Santo me mostró que yo también era culpable de estar dejando crecer una raíz de amargura en mi vida por lo que ocurría en nuestra congregación. En forma inmediata me arrodillé para confesar el pecado, recibir el perdón de Dios y perdonar a los que me habían hecho daño. ¡Qué alivio trajo a mi alma! Era como si alguien sacara un peso enorme de mis hombros.

Ese problema que viví en la iglesia tiene todos los elementos que este libro desea tratar. Quizá por esa razón el Señor me permitió experimentarlo.

La amargura es el pecado más fácil de justificar y el más difícil de diagnosticar porque es razonable disculparlo ante los hombres y ante el mismo Dios. A la vez, es uno de los pecados más comunes, peligrosos y perjudiciales y –como veremos– el más contagioso.

Al escribir este libro, es mi esperanza y oración que la persona amargada no solamente se dé cuenta de que en verdad eso es pecado, sino que además encuentre la libertad que sólo el perdón y la maravillosa gracia de Dios le pueden ofrecer.

II. LA DEFINICIÓN DE LA AMARGURA

viernes, 4 de noviembre de 2011

A Life of Obedience

John 8:28-29 "So Jesus said, "When you have lifted up the Son of Man on the cross, then you will realize that I am he and that I do nothing on my own, but I speak what the Father taught me. And the one who sent me is with me -- he has not deserted me. For I always do those things that are pleasing to him."

God knows who we really are—sinners by nature and practice. Before salvation, we were actively rebelling against His authority and pursuing our own way. Yet He loved us so much that He sent His Son to sacrifice His life in payment for the sin debt we owed (John 3:16). God’s love for us is a compelling reason to obey Him in all things.

Christ demonstrated what a life of obedience looks like. He regularly withdrew from the crowds to spend time in prayer and thereby discover God’s will. Jesus sought to please His Father in everything He did—and wanted the world to recognize that to obey demonstrates love (John 14:31).

Both the Old and New Testaments provide examples of this principle. David lived an imperfect life, but God knew the king was wholeheartedly committed to Him (1 Kings 15:5). David declared, “I delight to do Your will, O my God; Your Law is within my heart” (Ps. 40:8). And the apostle Paul was single-minded for Jesus (Phil. 3:13-14). However, before his conversion, he persecuted Jewish believers (1 Cor. 15:9).

These two men experienced God’s forgiving love firsthand, which motivated them to actively pursue His will. And our heavenly Father knows that none of us can live perfectly, so He wants His children to let the Holy Spirit help them obey.


A life of obedience requires a mind that is focused on the Lord and His plan, a heart committed to following Him, and a will that is surrendered to His authority. It consists of many daily decisions to deny self, resist temptation, and choose His way. How strong is your desire to carry out His will?

¡EL TRATO MISERICORDIOSO DE DIOS!

by David Wilkerson
[May 19, 1931 - April 27, 2011]
“... yo soy el padre de Israel, y Efraín es mi primogénito.”

(Jeremías31:9).

El pueblo de Efraín, la tribu más grande de Israel, era la más cercana al corazón de Dios. El Señor tenía un plan eterno para esta bendecida tribu, pero Efraín continuó actuando en rebeldía y afligiendo a Dios. ¡Este pueblo pecó más que ningún otro en Israel! Pero, ¿acaso Dios abandonó a Efraín?

Por el contrario, el Señor dijo que ¡este pueblo sería libre y rescatado!

Ellos vivirían en la abundancia, es decir, bajo las grandes bendiciones de Dios (ver Jeremías 31:14 RV, 1995).

¿Qué vió Dios en Efraín? Ellos tenían un corazón arrepentido -avergonzados de su pecado y deseosos de regresar con su Señor. Y, a pesar de todas sus fallas, ¡esta actitud atrajo el corazón de Dios! Cuando una fuerte palabra profética vino a Efraín, ellos respondieron al ser reprendidos y lloraron ante su pecado.

Frente al grado de su rebeldía, Dios dijo, “¿No es Efraín un hijo precioso para mí? ¿No es un niño en quien me deleito? Desde que hablé de él, lo he recordado constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él, y ciertamente tendré de él misericordia...” (Jeremías 31:20). Dios estaba diciendo, “A pesar de las debilidades y fallas de Efraín, veo su espíritu arrepentido y no apartaré de él mi amor. ¡Mi propósito eterno para Efraín continuará como lo había planeado!”

Amado, ¡Dios tiene un plan para su vida! Él cumplirá Sus propósitos en usted, no importa lo que usted esté pasando o cuan severa sea su prueba.

¡Dios ha puesto mucho esfuerzo en la planeación de su futuro!

Yo tengo una palabra profética para algunos que están leyendo este mensaje

ahora: usted no puede juzgar el propósito eterno de Dios hacia usted basado en lo que siente y piensa. Dios quiere decirle, “Haz que tu corazón se humille delante de mí. Confía en mi Palabra acerca de mi naturaleza - yo soy un Padre tierno y amoroso, y quien ha invertido mucho en tí y no voy a dejarte ir. Tú eres mi deleite y te libraré!”

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11).

GRACIAS SEÑOR!!!! :)

jueves, 3 de noviembre de 2011

¡DIOS SABE QUÉ ES LO MEJOR PARA NOSOTROS!

by David Wilkerson
[May 19, 1931 - April 27, 2011]

Hay tiempos cuando Dios nos quita ciertas cosas y otros, cuando oramos por cosas que pensamos necesitar y Dios no nos las concede. Sin embargo, “...Jehová conoce el camino de los justos...” (Salmo 1:6). ¡Un día las acciones de Dios nos mostrarán que todo fue para nuestro beneficio y el de Su Reino!

La verdadera satisfacción en la vida proviene de estar en la perfecta voluntad de Dios, haciendo Su obra, viviendo conforme a Su propósito. Pero muchos de nosotros estamos convencidos de saber lo que necesitamos para sentirnos plenos y felices. Y, en la mayoría de los casos, ¡lo que creemos que es lo mejor para nosotros nos conduce a la ruina! Nunca en la historia de la humanidad, Dios le ha quitado algo a uno de Sus hijos sin darle algo mejor, más bello, y con mayores satisfacciones.

Lo que Dios tiene para nosotros no debe causarnos temor. ¡Él no solamente sabe qué es lo mejor para nosotros sino que Él quiere que tengamos lo mejor!

Si verdaderamente creemos esto, ¡descanso, paz y gozo vendrán a nosotros! No nos afligiremos al dejar ir ciertas cosas, ¡sabremos que hemos sido hecho libres de ataduras! Diremos, “Señor, si tú me has quitado esto significa que tienes algo mucho mejor para mi. Así que te lo doy- ¡lo puedes tener!”

Amado, ¡nosotros necesitamos decansar en la mano amorosa de nuestro Padre!

Debemos llegar al grado de confianza que nos permita decir, “Yo tengo un Padre amoroso que desea lo mejor para mi. Él lo sabe todo!” ¿Cómo llegó Job a un lugar de reposo? Él se persuadió a sí mismo de que Dios sabía lo que estaba haciendo y que todo estaba bajo control. Job dijo “Mas él conoce mi camino: si me prueba, saldré como el oro.” (Job 23:10).

Muchos cristianos ven a Dios obrar en sus vidas y aún se preguntan, “¿Qué pasa si todo se derrumba? ¿Qué pasa si yo hago algo mal y Dios se enoja o impacienta conmigo? ¿Acaso todas Sus promesas se alejarán de mi? ¿Acaso debo prepararme para algo inferior a su perfecto plan?” No- ¡nunca! Si su corazón es recto delante de Dios, si usted continúa acudiendo a Él y buscándole con todo su corazón, ¡nada cambiará los planes de Dios hacia usted!

lunes, 31 de octubre de 2011

Reasons to Trust

Proverbs 3:5-6 "Trust in the LORD with all your heart; do not depend on your own understanding. Seek his will in all you do, and he will direct your paths."


We often find it easy to trust the Lord when circumstances are pleasant. In difficult times, though, resting in Him can be challenging. Yet that is precisely what God told David to do "Call upon Me in the day of trouble; I shall deliver you" (Ps. 50:15).

As we saw yesterday, trusting the Lord is possible because of His love for us. In the Bible, we see this divine love clearly demonstrated through the Father's character, the Savior's atoning death, and the believer's adoption as a child of God.

Another reason we can rely upon our heavenly Father is His infinite wisdom (Rom. 11:33). He always knows what is best for us, and His judgments are perfect. We don't understand all that goes into God's plan—compared to the full, clear view He has of our lives, we see just a limited picture of reality. Therefore, what He chooses for us may not make sense at the time.

We can also depend upon the Lord because He is sovereign. In other words, whatever He—in His wisdom and love—chooses to do, He is able to accomplish. Nothing stands in the way of our God. He is in complete control of all things; even Satan must obtain His permission before taking action (Job 1:9-12).

We understandably dislike adversity intensely and may feel tempted to ask, "Why, Lord?" Yet by recognizing that God acts in love, wisdom, and sovereignty, we can know that He's allowed the situation and has our long-term best in mind. So we can replace "why?" with gratitude and trust.